¿Por qué complementar nuestra alimentación con aceite de pescado rico en Omega 3?
- Alejandra Domínguez
- 12 dic 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 2 dic 2023
Desde hace mucho tiempo se ha sabido y comprobado que los ácidos grasos Omega 3 juegan un papel fundamental en la dieta humana. De manera particular, existen dos ácidos grasos Omega 3 presentes en el aceite de pescado que han sido investigados ampliamente: el EPA (ácido eicosapentaenoico) y el DHA (ácido docosahexaenoico).
Hoy por hoy, las investigaciones científicas más recientes no sólo continúan confirmando el papel jugado por el EPA y el DHA en la salud humana; también han demostrado que existe toda una familia de ácidos grasos Omega 3 -ocho en total- que contribuyen a una nutrición humana óptima. Esta cadena de ácidos grasos alimenticios Omega 3, que además tiene una importancia crítica, comienza con el ácido alfalinolénico y termina con el ácido docosahexaenoico, pasando por seis importantes pasos durante el proceso. Ahora se sabe que cada uno de esos ácidos tiene su propia bioquímica y contribuye a la función “sinérgica’’ de la nutrición humana proveniente de los ácidos grasos Omega 3.
De acuerdo con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, todos los adultos deberían consumir de 2 a 3 porciones de pescado a la semana para poder disfrutar de una salud óptima. Desafortunadamente, el problema para muchos adultos es que, en la práctica, es muy poco el pescado que consumen de manera consistente y rara vez satisfacen esta importante necesidad nutricional. De hecho, una buena parte de la población pasa semanas -e incluso meses- sin obtener suplementación alguna a base de ácidos grasos Omega 3 de espectro amplio, por no mencionar el hecho de que se sospecha que una buena parte del suministro de pescado está afectada por la contaminación ambiental. Irónicamente, a las mujeres embarazadas -que son las que tienen las necesidades alimenticias de ácidos grasos Omega 3 más elevadas- se les indica limitar su consumo de pescado a tan sólo una porción por semana como resultado del riesgo de contaminación.
•El pescado graso es la fuente más rica de los saludables ácidos grasos Omega 3. Sin embargo, la mayoría de las personas no consumimos las 2 o 3 porciones por semana que los expertos recomiendan para poder disfrutar de una salud óptima.
•Se ha demostrado que la suplementación es un medio eficaz para incrementar el consumo de los ácidos grasos alimenticios Omega 3.
•Los ácidos grasos Omega 3 contribuyen al funcionamiento óptimo de los tejidos y los órganos del cuerpo, de manera principal el corazón, los vasos sanguíneos, el cerebro, los nervios, los ojos, la piel y las articulaciones.
•Los ácidos grasos Omega 3 pueden evitar la producción excesiva de sustancias que provocan inflamación y contribuyen a la aparición de padecimientos tales como la artritis, los dolores menstruales, la psoriasis, la inflamación intestinal y otras condiciones.
• Los ácidos grasos Omega 3, que son esenciales para el desarrollo del cerebro y los ojos en los niños pequeños, se encuentran presentes de manera natural en la leche materna. Los niños pequeños cuyas madres consumen alimentos ricos en ácidos grasos Omega 3 presentan niveles de estos ácidos más elevados que aquéllos cuyas madres no consumen alimentos ricos en ácidos grasos Omega 3.
• Los ácidos grasos Omega 3 pueden retardar el envejecimiento del cerebro. Se ha comprobado que los adultos mayores que suplementan sus dietas con EPA y DHA presentan un mejor funcionamiento cognitivo que aquéllos que no lo hacen.
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